Fuimos Concebidos Para Ser Únicos

No surge el mismo efecto, ni causa la misma sensación, ni produce el mismo resultado, ni propicia la misma reacción lo dicho por unos, que, por otros, según la posición que ocupen o las circunstancias que les rodeen.

Porque al final lo relevante es lo que se escucha, no lo que se oye. Quién lo dice, no lo que dice.

No es lo mismo de respetable, ni causa los mismos efectos, ni propicia la misma opinión, las versiones de un mismo hecho, que lo realmente sucedido.

No tiene el mismo valor la palabra de un poderoso, que la de un plebeyo, la palabra de la autoridad competente que la de un ciudadano anónimo. La de un feligrés que la de un obispo; la de un general que la de un soldado; la del jefe que la del subordinado.

La Justicia no es la misma para ricos, que para pobres; para blancos que para negros; para payos que para gitanos…

Ni el Trabajo, ni la Vivienda, ni la Sanidad, ni la Educación, ni los procesos de selección, ni la promoción empresarial, ni la oferta laboral es la misma para unos que para otros.

Porque quien maneja el guiñol impone el guion a sus muñecos, porque el que tiene las cuerdas mueven los polichinelas

Ni siquiera las oportunidades, ni el destino, ni la vida es la misma para todos, porque no sufrieron los mismos contratiempos, porque no vivieron las mismas vicisitudes, porque fueron distintas las circunstancias. Porque las experiencias no pueden ser clonadas.

Nada es lo mismo para todos, ni la muerte, porque la agonía es diferente y el enfermo es propiedad de la enfermedad. Porque para los ricos la agonía está rodeada de confort,

aunque el desenlace sea irreversible y la muerte termine igualando a todos.

No es lo mismo morir en un palacio que en una covacha. En un lecho rodeado de familiares, amigos y médicos, que hacerlo en soledad. En Zambia, Senegal o Zimbabue, que en Oslo, Estocolmo o Copenhague.

Aunque pueda servir de consuelo la frase tal como se encuentra en la Biblia, que afirma que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos. Ahí la cosa cambia radicalmente, ahí el asunto va contra la lógica, incluso con la razón.

Como siempre esas citas sirven para enfatizar la gran dificultad con la que se enfrentan las personas con diferentes estamentos sociales.

La muerte una vez producida nos iguala a todos, eso es incuestionable, no así la vida que se muestra tan caprichosa como el destino que nos acecha desde el mismo instante del nacimiento, aunque sólo sea ante los ojos de Dios donde se dé la ansiada igualdad. Esa es la esperanza…

Enrique García-Moreno Amador

Presidente del Ateneo de Ocaña

Escritor y amante de Ocaña y su historia

Tags: El Atril de Enrique García-Moreno

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Enrique García-Moreno Amador

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