La tranquilidad del cementerio de Sax se vio inesperadamente interrumpida por un ejército de incansables trabajadoras. Miles de abejas habían elegido un nicho vacío como su particular Arca de Noé, alterando la paz que se espera encontrar entre las lápidas y los cipreses. El constante ir y venir de las abejas y su persistente zumbido obligaron al Ayuntamiento a acordonar una zona del camposanto ante la presencia de una colmena de considerables dimensiones. Finalmente, este lunes, la peculiar inquilina fue desalojada por la tarde.
Según se pudo observar el pasado sábado, la reina, sus obreras y los zánganos habían encontrado en la oquedad de un nicho el lugar perfecto para asegurar el desarrollo de sus larvas y la producción de su dulce néctar. Un contraste ciertamente llamativo: la vida bulliciosa desarrollándose en un espacio dedicado a la memoria de los que ya no están.
Mientras se esperaba la llegada de un apicultor experto para llevar a cabo la delicada tarea de retirar la colmena, un cartel precautorio adornaba las vallas que delimitaban la zona afectada. Un simple pero elocuente mensaje rogaba a los visitantes del cementerio: «no tocar». Y así, ajenas a la solemnidad del lugar, las abejas funerarias continuaron con su frenética actividad, mostrando una indiferencia total por las cuestiones del más allá.
Curiosamente, este incidente apícola en el camposanto no fue un hecho aislado en la zona durante el fin de semana. El pasado sábado por la tarde, un enjambre errante de abejas hizo su aparición en el campo de fútbol de Sax, situado muy cerca del cementerio. En esta ocasión, fueron los bomberos quienes acudieron al rescate para retirar a las visitantes inesperadas del terreno de juego.
Sin duda, un fin de semana movido para los habitantes de Sax, donde la naturaleza, en su incansable búsqueda de un hogar, decidió hacer una curiosa incursión en lugares tan dispares como un cementerio y un campo de fútbol. La paz, tanto la eterna como la deportiva, se vio momentáneamente alterada por el ajetreo de miles de abejas, dejando una anécdota singular para recordar en la tranquila localidad alicantina.
La colonia de abejas ha sido ubicada en una caja panal para ser retirado cuando lo estime el apicultor y sea bueno.