Tras la celebración de la solemne función religiosa en la ermita del Cristo de la Luz este domingo, y la posterior bendición de los más de 40 vehículos que participaron, comenzó la tradicional procesión con camiones, tractores y coches junto a su patrón, todos anunciando su paso por las calles de la ciudad con sonoros pitidos que alertaban a los viandantes de la llegada la imagen de San Cristóbal.
Un año más, el patrón de los conductores, San Cristóbal, volvió a salir este domingo en procesión por las calles de Daimiel. Multitud de devotos se dieron cita desde las 10:30 horas en la ermita del Cristo de la Luz, donde se celebró la solemne misa oficiada por el padre Casiano Antón momentos antes de comenzar con la bendición de los vehículos que esperaban en fila a las puertas del templo.
Un total de 32 camiones de todos los tamaños, acompañados de 2 tractores, 6 turismos, 3 coches antiguos y 2 motocicletas, desfilaron frente a la ermita para recibir la bendición en un acto de fe que simboliza la petición a su patrón, San Cristóbal, para que los proteja en sus desplazamientos por la carretera. Junto a ellos, el alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, puso en valor la labor de los transportistas y el riesgo que corren día a día en la carretera.
“Espero que disfruten mucho de este día porque durante el resto del año tienen que estar siempre pendientes de regresar sanos y salvos a casa”, señaló el primer edil, quien aprovechó para lanzar un mensaje a todos los conductores de “paciencia en la carretera” porque, insistió, “lo primordial es volver”.
Por su parte, Luis Alberto Expósito, presidente de la asociación de camioneros ‘San Cristóbal’ de Daimiel, resaltó la gran participación con la que ha contado la jornada y deseó a todos los conductores que “la suerte del santo les acompañe todos los días en su camino” para poder seguir luchando en un sector que, dijo, trabaja muy duro por sacar adelante a sus familias.
Desde el Cristo de la Luz arrancaba la procesión con la imagen de San Cristóbal cerrando un desfile que, envuelto en pitidos y bocinazos, volvió a realizar un año más el recorrido habitual: por la calle Magdalena hasta la Plaza de San Pedro y, desde ahí, las calles Estación, Primavera, Manzanares y Prim para finalizar en el humilladero de San Cristóbal situado en el polígono Sepes.
