Como en la pieza del músico Edward Elgar, Pompa y circunstancia, la visita de Trump a Reino Unido ha estado repleta de simbolismo grandilocuente desde la recepción de Carlos III y el intercambio de elogios de ambos, hasta el boato del viaje de ambos en la carroza estatal. El propio Trump calificaba como uno de los mayores honores de su vida estar ahí, en este momento y esta circunstancia.
El analista de expresión verbal y gestual, experto en comunicación política, Julio García Gómez, puntualiza que “este encuentro es el manual más completo de gestos, lenguaje y expresión por la magnitud del encuentro en que Reino Unido saca sus mejores galas para deslumbrar a Trump.
Hay un cruce de diálogos constante en el inicio del viaje, cuando Carlos III habla con Trump y este inclina la cabeza para escuchar con atención de forma reverencial. Esta situación se da a la inversa desde la posición de Camila a Melania con el “toldo” de un enorme sombrero de la primera dama, que apenas dejar ver sus ojos ante la atenta mirada de la reina. Hay una situación de prepotencia evidente en ella hacia Camila y una separación marcada por los sombreros de ambas que casi se tocan y son la barrera más evidente para la comunicación gestual.
En ese contexto el príncipe Guillermo y Catalina de Gran Bretaña están atentos a la recepción con una mirada analítica de Catalina y poco satisfactoria por parte de Guillermo. En las fotografías publicadas forman parte de un cuadro donde es como si el pintor hubiera querido que estuviesen expectantes y con poco protagonismo.
Es un cuento de hadas sin final concreto y con exceso de lujo, que se despliega desde el viaje de la carroza real, en que Trump parece deslumbrado por llegar a tiempo a encontrar “el zapato de Cenicienta”, hasta la mirada atenta de Carlos III, que deja todo su protagonista al anfitrión para que brille con luz propia. Destacamos en la presencia de Trump que ha acatado el protocolo con traje oscuro y esta vez corbata en consonancia, dejando de lado sus habituales corbatas “semáforo”.
A toda la fastuosidad se sumaron las protestas de los ciudadanos en un encuentro cargado de simbolismo por una visita con intereses comerciales y diplomáticos. La catástrofe humanitaria de Gaza ha estado presente en las calles y ha sido el elemento de inflexión, ya que mientras el presidente de Estados Unidos estaba aterrizando en Londres, un grupo de manifestantes, que tenía pancartas con frases como: “Trump fuera”, proyectó durante la fachada del Castillo de Windsor unas imágenes de Trump con Jeffrey Epstein, que han dado la vuelta al mundo.