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Fuertes dosis de teatralidad en el lenguaje verbal y gestual: contacto físico, saludo y miradas
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Apretón de manos de “hierro candente”
El encuentro de Alaska entre ambos mandatarios ha dejado explícito el poder y la fuerza que ambos mandatarios han querido desplegar sin ningún acuerdo concreto sobre la guerra de Ucrania.
Trump y Putin son dos personajes con fuertes dosis de teatralidad en su lenguaje verbal y gestual con el componente de la fuerza ilimitada de su forma de mirar, desenvolverse, pronunciar frases y manejar saludos.
El analista de comunicación política, Julio García Gómez, asegura que la potestad ha estado presente en cada uno de los movimientos de ambos mandatarios. “Desde la llegada de ambos a la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska, para la cumbre centrada en poner fin a la guerra en Ucrania, hay altas dosis de poderío por parte de ambos con la evidencia de un apretón de manos de hierro candente en que Trump aprieta y tira del brazo de Putin para mostrar un poder imperial”.
Putin con un gesto altivo, más discreto, procura en todo momento desafiar la corpulencia y estatura de Trump con una mirada penetrante llena de desconfianza, oculta tras la aparente cordialidad. Tras su llegada a Alaska el posado entre ambos, mano sobre mano, nos está ofreciendo claves de desacuerdo entre ambos mandatarios, pero a la vez con la intención de mirar al futuro con optimismo, que trasciende en la postura de la mano de Trump sobre la de Putin con “dominio protector”.
En la rueda de prensa de ambos hay silencios que hablan más que las palabras en determinados tramos de la comparecencia. Las miradas de ambos están dispersas, no hay foco fijo en los asistentes y las cámaras, lo que hace desviar la atención del espectador. Trump señala al público con su mano derecha para ganar tiempo en sus respuestas. Dirige su mirada a Putin para acompañar su intervención, mientras que el mandatario ruso muestra superioridad escenográfica con el gesto de manos que acompaña al lenguaje verbal de sus frases sobre la cumbre de Alaska, para avanzar en las negociaciones.
La diferencia de altura de los mandatarios presenta desigualdad visual ya que Putin queda por debajo de Trump y esto no es positivo para su presentación en público. Es necesario medir las alturas de los atriles para igualar a los protagonistas de un evento de estas características. La diplomacia debe estar presente en situaciones de carga política intensa como es el caso.
Hay que destacar también el contacto físico que se establece entre ambos líderes desde el inicio de la cumbre. La mano de Trump que toca el hombro de Putin viene a dejar en evidencia que hay intención de acuerdo, aunque la mirada de ambos, que se proyecta de manera indirecta nos está indicando, que habrá que esperar para un acuerdo definitivo sobre Ucrania.