Tal día como hoy, pero de 1525, salieron del puerto de La Coruña unos aventureros en una expedición real que formaría parte de las grandes hazañas de la historia de España.
Hoy se conmemora el V Centenario del inicio de la expedición de García Jofre de Loaysa, secundado por Juan Sebastián Elcano, el marino vasco que había logrado años antes una de las mayores hazañas de la historia de la humanidad: dar la primera vuelta al mundo.
La expedición Loaysa-Elcano, financiada por la Corona española y promovida por el emperador Carlos I de España y V de Alemania, supuso la continuación del sueño de abrir una nueva ruta hacia las Islas Molucas por el Pacífico, en pleno contexto de competencia marítima con Portugal.
Cinco siglos después, el recuerdo de esta expedición sirve para revindicar el legado de Elcano, un hombre que pasó de ser un piloto avezado a convertirse en leyenda, al asumir el mando de la expedición Magallanes-Elcano tras la muerte de su capitán general en Filipinas y culminar el viaje de circunnavegación regresando a España en 1522 a bordo de la maltrecha nao Victoria.
Tras ese regreso histórico, en el que no volvieron por donde habían ido sino en sentido contrario por la ruta portuguesa, el propio Carlos I reconoció a Elcano como un héroe nacional. Le otorgó un escudo de armas con un globo terráqueo y el lema latino Primus circumdedisti me (“Fuiste el primero que me dio la vuelta”), una frase que simboliza no solo la proeza técnica, sino también la visión política de un Imperio que se expandía por todos los océanos. Ese viaje de Elcano corroboró, además, que la tierra es redonda.
La expedición Loaysa de 1525 sirvió para consolidar ese dominio marítimo y acceder directamente a las especias de las Molucas sin depender de la ruta portuguesa que desde el Atlántico pasaba por el cabo de Buena Esperanza hacia el Índico y mar de Filipinas.
Aunque la empresa fue trágica y muchos de sus integrantes, incluido el propio Elcano, murieron durante la travesía en el Pacífico, su valor como símbolo de tenacidad y espíritu explorador perdura hasta hoy.
Esta conmemoración recuerda esta expedición, pero también subraya el papel de España en la primera globalización. Elcano, que fue en vida un hombre discreto, se ha convertido en una figura central de nuestra historia naval, representando los valores de liderazgo, resiliencia, audacia y compromiso con una misión mayor que uno mismo.
Hoy, cuando se cumplen 500 años del inicio de aquel nuevo viaje, distintos actos institucionales y culturales se organizan para rendir homenaje tanto a Elcano como al resto de marinos que, con valentía, cruzaron mares y océanos desconocidos en busca de una nueva ruta comercial, llevando el nombre de España a los confines del mundo.
Incluso la Armada española lo conmemora en aquellas aguas tan lejanas con una de sus fragatas más emblemáticas, la Méndez Núñez, navegando por las islas Molucas. Qué mejor que conmemorar estos días aquella hazaña con uno de sus buques y sus tripulantes por aquellas lejanas latitudes.
Porque si Magallanes soñó con la hazaña, Elcano la convirtió en realidad. Y si Loaysa quiso mantener encendida la llama, fue Elcano quien volvió a demostrar que con determinación, el mundo podía ser más pequeño… y España, más grande.