El Regreso de los Viejos Dueños del Poder

El país vive un momento de tensión, debido a la corrupción política y a la poca eficacia del gobierno y de la oposición, a los constantes insultos mutuos y a la desgobernanza que se respira en las calles, en los medios y hasta en las conversaciones cotidianas.

 

 

El gobierno actual, acosado por intereses cruzados, intenta sostener un proyecto de transformación en medio de una tormenta cuidadosamente orquestada, en la que se destapan las vergüenzas mutuas (Pero no todas). Frente a él, una oposición que se presenta como el guía de la “estabilidad” y el “orden” pero que en realidad busca recuperar los privilegios que perdió, reordenando las piezas actuales para que todo siga igual.

Lo que se libra no es una simple disputa electoral: es una batalla por el poder. Entre los políticos ( los menos) hay quienes apuestan por un cambio real, por abrir las estructuras políticas a la participación y la justicia social. Pero también hay quienes, disfrazados de modernizadores, quieren reconstruir el viejo bipartidismo, e incluso llevar el sistema político a la época del partido único , el de la España UNA, GRANDE Y LIBRE , en definitiva, ese sistema que durante décadas funcionó como un mandato político al servicio directo de unos pocos.

En las sombras del debate público se mueven grupos ultra conservadores, sectores que no toleran que el pueblo haya empezado a cuestionar los cimientos del poder. Son esos grupos que hablan de “regeneración democrática”, pero en realidad traman una restauración cuidadosamente maquillada. Esos que prometen reformar la Constitución, pero lo que plantean son cambios puramente estéticos, ajustes cosméticos que no tocan ni un ladrillo del edificio de privilegios ni de las herencias del franquismo consolidadas, sobre los que se sostiene el sistema.

Mientras tanto, la ultraderecha acecha. Su discurso de odio y miedo se alimenta de la desesperación de la juventud y de los trabajadores pobres, del hartazgo ciudadano y del descrédito de la política tradicional. Esa ultraderecha se presenta como una alternativa rupturista, pero su verdadera función es blindar el orden totalitario, pretenden servir como solución para desplazar al gobierno y abrir paso a los mismos intereses de siempre, solo que con un tono más autoritario y excluyente.

El peligro es claro: los viejos poderes están ensayando una nueva máscara. Se presentan como los salvadores del país, pero su verdadera intención es mantener el control bajo una apariencia de cambio. Pretenden una transición que no transforme nada, una “nueva era” que conserve sus privilegios de siempre, que favorezca a la elite y qude mantenga a la población sumisa y dependiente.

El desafío recae, una vez más, en la ciudadanía: distinguir el cambio real del supuesto y la transformación profunda del mero maquillaje político. Porque si los viejos poderes logran su cometido, el país despertará un día creyendo haber estrenado un nuevo tiempo… cuando en realidad solo habrá regresado, dócilmente, al viejo orden de siempre.

Joan Pau Rica López

Politólogo

Economista, Asesor, Optimitzador empresarial y Politólogo

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Tags: El Atril de Joan Pau Rica

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