Curioso, muy curioso, que en la fachada y puerta principal de un templo cristiano haya un relieve cuya cara enseña su lengua. Me llama la atención, ¿a usted no? Su autor, que seguro que no le dio importancia, diría que es un adorno. Y es una cara salvo que usted quiera que sea otra cosa, que para adornar todo es posible. Pues bien. Es también una manera de dejar huella, que no la firma del cantero que esculpió la piedra, que esta la puso en otro lugar
Entre los adornos florales hay varias caras, le invito a que se acerque y las busque. No se ocultan, no se esconden, están ahí, basta dedicar un poco de tiempo para descubrirlas. Parece un acertijo. Le diré que no son protagonistas del todo, pero quien no quiere la cosa, su escultor las dejó allí grabadas y son lo que parece que no son, salvo alguna excepción.
Una cara mira al Mediterráneo, el mar llegaba hasta muy cerca de la iglesia antes de ganar terreno al mar, hay grabados que lo corroboran. Debajo de esta se ve una máscara con largos bigotes y amplia barba. Otra, mira hacia el interior, con una amplia nariz para que no haya dudas de lo que representa. Muy cerca de esta hay una con mirada seria y penetrante, y otra cara con una expresión de muy enfadado, o enfadada, cuesta mantenerle la mirada …
Otra de frente, la que saca la lengua y mira risueño, riéndose en silencio por nuestra sorpresa, lleva ahí riéndose desde hace siglos. ¿A quien le saca la lengua? A todo aquél que, curioso como él, o como ella, se la ha encontrado delante. Si lo piensa, produce carcajadas. Y viene bien, que reírse es bueno, saludable y conveniente. Aunque sea por reírse de uno mismo.
Como se habrá figurado por la foto de portada, la fachada de la iglesia a la que me refiero en este artículo es la Basílica de Santa María en Alicante. Es el templo más antiguo de la ciudad. Guarda muchos secretos, que dejan de serlo con artículos como este, además de ser preciosa por dentro y austera por fuera, salvo sus portadas que las tres tienen su singularidad.
Es en las laterales donde el cantero puso su firma a modo de adorno, pero no como lo hacemos ahora, sino a su manera. Es notorio y evidente, y es llamativo. Dejó grabados varios castillitos o murallas con almenas, en las dos puertas, como si fuera su foto de presentación para que lo reconocieran entonces y en las generaciones venideras. Ahí queda su huella o rúbrica para siempre.
En esta fachada podrá observar un impresionante trampantojo hecho hace cuatro siglos, único en el mundo, que ya conté hace años en otra ocasión en mi blog sosegaos, en el que la escultura de la Virgen es protagonista. Póngase de frente mirando a la iglesia. Camine hacia ella despacio, y sin tropezar, mirando la figura de la Virgen. Verá cómo la corona que mantienen encima dos ángeles va bajando hasta coronarla. Es impresionante. Dentro de una hornacina aparece esculpida la Virgen María. Detrás una representación de la Santísima Trinidad hace el gesto de coronar a la Virgen. Ambas figuras están esculpidas en niveles diferentes produciendo un efecto óptico impresionante. Ya se lo he contado más arriba, es emocionante.
Esta magnífica portada barroca es de 1724. Es obra del escultor valenciano Juan Bautista Borja. La construyó para embellecer el exterior y borrar las huellas que habían dejado las bombas durante los diferentes bombardeos que sufrió la ciudad.
En la segunda foto de este artículo hay dos caras, le invito a que las busque, que no voy a dárselo todo hecho. Una de ellas es la que nos saluda a los curiosos sacándonos la lengua. Qué cosas, en la entrada de un templo religioso. Ya ve, curiosidades de la historia de este templo cristiano. Tiene muchas otras que quizá le cuente otro día.