Los vecinos y vecinas del casco antiguo de Castalla vivieron anoche una de sus noches más esperadas con la celebración de su fiesta anual de verano. La Plaza de la Iglesia se transformó en el epicentro de la alegría, reuniendo a la comunidad en una velada marcada por la música, la buena comida y el arte.
La jornada comenzó con una cena al aire libre donde la camaradería fue la protagonista. Las mesas se llenaron de vecinos y autoridades locales que, siguiendo la tradición, trajeron su propia cena, pero no dudaron en compartir los acompañamientos al centro, creando un festín de sabores y risas.
La música fue el alma de la fiesta, a cargo de unos vocalistas que, con su repertorio de canciones de todas las épocas, lograron animar a todos los asistentes. Tras la cena, la plaza se convirtió en una improvisada pista de baile, donde jóvenes y mayores disfrutaron al son de los temas más populares.
Pero la fiesta no fue solo diversión; también tuvo un fin solidario. Se llevó a cabo una rifa con el objetivo de recaudar fondos para mejoras en el barrio, demostrando el compromiso de la comunidad con su entorno.
Un elemento distintivo de esta celebración fue la colaboración artística. La asociación Castalla Art fue la encargada de engalanar los balcones del casco antiguo con telas pintadas, acercando el arte a las calles y a sus habitantes. Esta iniciativa no solo embelleció el entorno, sino que también contó con la participación de pintores de poblaciones vecinas como Biar y Onil, enriqueciendo aún más la propuesta cultural.
La fiesta de verano del casco antiguo de Castalla se consolida así como un evento que fusiona la tradición, la convivencia y el arte, demostrando una vez más la vitalidad y el espíritu comunitario de sus vecinos.
