El Tesoro Oculto de Sierra Madrona: El Arte Esquemático de Fuencaliente Revela Siglos de Historia

El municipio de Fuencaliente, en el corazón de Sierra Madrona, es mucho más que un paraje natural excepcional. Sus montañas custodian un legado cultural y arqueológico de valor incalculable: algunas de las primeras pinturas rupestres prehistóricas documentadas en España. Con una fascinante historia que se remonta a su descubrimiento en 1783, esta localidad de Ciudad Real se ha consolidado como un referente internacional para el estudio del Arte Esquemático.

 

 

Cada 9 de octubre, el Día Europeo del Arte Rupestre sirve para recordar el valor de estas singulares manifestaciones, catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC). Fuencaliente se destaca en este contexto, ya que desde el hallazgo inicial de Peña Escrita y La Batanera, el suroeste manchego no ha dejado de revelar nuevos «tesoros gráficos» que narran la vida, las creencias y la complejidad social de las comunidades del Calcolítico y la Edad del Bronce.

Un Hito en la Arqueología Española

El descubrimiento de las pinturas de Peña Escrita y La Batanera en 1783 por el párroco Francisco José López de Cárdenas fue un punto de inflexión. Aunque inicialmente se atribuyeron erróneamente a fenicios o egipcios, investigadores de la talla de Manuel de Góngora y, sobre todo, Henri Breuil a finales del siglo XIX y principios del XX, lograron reconocer su auténtica antigüedad.

Entre 1911 y 1933, Breuil, junto a Juan Cabré, realizó una de las primeras catalogaciones sistemáticas, dando a conocer los yacimientos de Fuencaliente al mundo. Gracias al trabajo continuo de estudiosos posteriores como Alfonso Caballero, Macarena Fernández, Francisco Javier López y David Oliver, la cifra de estaciones rupestres asciende hoy a 21 en el municipio. Seis de ellas son visitables y están protegidas, aunque la Sierra Madrona aún guarda varios abrigos en proceso de estudio y redescubrimiento, como los recientes hallazgos en 2022 y 2024.

El Lenguaje Simbólico del Arte Esquemático

Las pinturas de Fuencaliente se enmarcan en el «arte esquemático», el estilo prehistórico más moderno, caracterizado por el uso de trazos simplificados y simbólicos que priorizan la idea sobre la copia fiel de la realidad.

Localizadas en abrigos y peñones de roca cuarcítica, estas pinturas monocromas, en tonos rojos y ocres, representan figuras humanas aisladas o en grupo, animales (ciervos, cabras, serpientes) y una rica variedad de motivos geométricos (círculos, barras, triángulos) que han sido interpretados incluso como ídolos.

Se sabe que estos sitios no eran lugares de hábitat. Sus creadores, gentes del horizonte cultural del Calcolítico-Edad del Bronce, vivían en poblados cercanos y, aunque practicaban la agricultura y la ganadería, seguían cazando y estaban abiertos al comercio de los metales (cobre, plomo, plata) de Sierra Morena.

El significado de este arte sigue abierto al debate: ¿lugares sagrados para rituales, narraciones de la vida cotidiana, marcadores territoriales o incluso un sistema de protoescritura? La mayoría de los investigadores, sin embargo, coinciden en su profunda dimensión simbólico-religiosa, vinculada a prácticas rituales en zonas de paso y abundantes recursos.

De la Historia a la Divulgación

El inventario de yacimientos de Fuencaliente es testimonio de su diversidad: desde la alta concentración y variedad de motivos en la emblemática Peña Escrita (con 104 figuras y parte de la Red de Caminos de Arte Prehistórico Europeo), hasta las figuras en actitud de danza de La Serrezuela o la singular «hechicera» de Los Gavilanes. Recintos como El Escorialejo, que documentó material arqueológico tras una excavación de urgencia, o Cueva de las Sierpes, que llegó a sufrir la sustracción de figuras por el propio Henri Breuil, muestran la agitada historia de este patrimonio.

Consciente de este invaluable legado, el Ayuntamiento de Fuencaliente ha impulsado su conservación y difusión. Se ha creado el Centro de Interpretación del Arte Rupestre (CIARF), una página web (www.ciarf.es) y una Asociación de Amigos del Arte Rupestre. Además, las Jornadas de Arte Rupestre, que se celebran anualmente coincidiendo con el 9 de octubre, y la integración de yacimientos en la red europea Art Point, demuestran un claro compromiso con la puesta en valor de este testimonio milenario.

Casi 250 años después del primer descubrimiento, Fuencaliente sigue siendo un territorio vivo para la investigación arqueológica. Su arte esquemático es una parte esencial de la herencia cultural española. Preservarlo y difundirlo es, en palabras de los expertos, «rendir culto y proteger la memoria de nuestros antepasados».

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