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¿Por qué el pueblo español no quiere participar en política?

En España, cada vez más ciudadanos desprecian la política, o la miran con una mezcla de asco y resignación. Existe un sentimiento de hartazgo. de desconfianza y de asco. La gente no ha dejado de creer en la democracia; ha dejado de creer en los inútiles que la gestionan.

Durante décadas, los políticos han utilizado las instituciones como instrumentos de poder y beneficio personal. Lo que debería ser vocación, se ha convertido en una carrera profesional para vivir del erario público. Y la política se ha transformado en un negocio.

España arrastra una larga lista de casos de corrupción que se repiten como un hecho normalizado. Da igual el color del partido: GÜRTEL, ERES, PÚNICA, BÁRCENAS, LOS SOBRES, LOS CURSOS FALSOS, LOS CONTRATOS AMAÑADOS, LAS MORDIDAS, LAS PUERTAS GIRATORIAS… La gente ve cómo los corruptos raramente pisan la cárcel, cómo se archivan causas, cómo se conceden indultos, cómo se premia con cargos o pensiones públicas a quienes deberían estar inhabilitados y presos. Y mientras tanto, el ciudadano que comete un pequeño error fiscal o se retrasa en una cuota lo paga con recargos, sanciones y amenazas.

El político español no es un ciudadano común. Vive bien, cobra mucho y se protegen entre ellos. Tienen sueldos que triplican el salario medio, dietas por desplazarse a su propio trabajo, coches oficiales, asesores a dedo y jubilaciones que el resto ni puede soñar.
Todo ello frente a los mileuristas que no llegan a fin de mes, los pensionistas que has de escoger entre calefaccionarse o comer y los jóvenes que se marchan al extranjero, por no tener oportunidades”. ES INSULTANTE.

Por eso, el pueblo ya no participa. No porque no le importe el futuro, sino porque siente que su voto no cambia nada. En cada elección los partidos prometen una cosa y hacen la contraria. Pactan con quien juraron no pactar. Se reparten cargos, se blindan leyes a medida y se repite la historia. Y consecuentemente el ciudadano, cansado de sentirse estafado, opta por desconectarse.

“Todos son unos chorizos” Esa frase tan repetida nace del dolor. Es la conclusión de millones de españoles que han visto cómo la justicia no es igual para todos, cómo los intereses del partido pesan más que los del país, y cómo la verdad se manipula desde los medios y los discursos para mantener el poder de quien paga,
El pueblo no ve políticos honestos que lo representen; ve un sistema cerrado, podrido y dirigido por la ambición y la posibilidad de enriquecimiento fácil.

Una democracia sin ciudadanos activos esta condenada al fracaso, mientras en la sociedad los políticos deciden por todos, la gente se refugia en la indiferencia, sabiendo que los que mandan no escuchan. Y el peligro no es la corrupción, sino que cuando el pueblo deja de creer en la política, los corruptos ganan.

El pueblo español no rehúye la política por ignorancia, sino por hastío. No es que no quiera participar: es que no quiere formar parte de un juego tan corrompido. Y hasta que la política no sea un servicio, el ciudadano seguirá apartándose. Y con razón.

Joan Pau Rica López

Politólogo

Economista, Asesor, Optimitzador empresarial y Politólogo

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Tags: El Atril de Joan Pau Rica

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