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¿Quién lidera en la arena: el toro o el torero?

Cuando un torero es sacado a hombros por la puerta grande, es lo más. Es porque ha hecho una faena memorable y ha tenido trofeo con los dos toros de la tarde con los que le ha tocado torear. Como ocurrió en la plaza de toros de Alicante con el torero Roca Rey el pasado 21 de junio, Talavante y Juan Ortega el 22 de junio o Jose María Manzanares el 23 de junio, todos en la Feria Taurina de las Hogueras de San Juan y de San Pedro. Y es también, y esto es fundamental, porque el toro demostró su bravura.

No hay que olvidar que el toro bravo es un animal salvaje, que forma parte de una ganadería con todos los cuidados y mimos posibles, además de vivir casi en libertad trotando y pastando por la dehesa. Pero con un final, ser toro de lidia y toreado en una plaza de toros. Si estas no existieran, esta raza se extinguiría porque el coste de su crianza se justifica por su destino.

El toro bravo es una raza fuerte, no es como cualquier otro bovino. Nace para ser un líder, para revolverse ante el dolor, para luchar hasta la muerte si es necesario. No retrocede ante el peligro, lo afronta con energía. No se rinde ante la adversidad.

Cuando el toro sale al ruedo lo hace con ímpetu demostrando su casta y su nobleza. Su presencia impone. Cuando se acerca a la barrera el suelo retumba, se le oye respirar y mira con profundidad hacia el tendido. Alguno incluso se atreve a saltar con sus 500 kilos por encima de la barrera demostrando su fuerza y su poder.

Pero la lidia no empieza de verdad hasta que lo frena el picador o los banderilleros, sin cuya intervención sería imposible torear. A partir de ahí, comienza el duelo. Un arte que puede ser trágico, pues tanto el toro como el torero se juegan la vida. En ocasiones, si la faena es excepcional, el toro puede ser indultado y vivir como semental el resto de sus días, como ocurrió con “Gavilán” de la ganadería Núñez del Cuvillo, durante la faena de Talavante mencionada.

En este duelo el toro es parte imprescindible, tanto que es quien garantiza la gloria del torero. Este, con su talento, lleva la lidia a lo más alto, pero es el toro quien contribuye a hacerlo posible, quien sigue a la muleta y eleva el arte de torear al éxtasis del aplauso y los olés para hacer inolvidable una tarde taurina.

El torero con su traje de luces, su arte y sus maneras, supera el miedo y se transforma en otro líder, un héroe que saca lo mejor de la lidia del toro bravo con su valentía, su experiencia y su ingenio. Domina el momento, convierte la tensión en belleza.  Y si lo consigue, será ovacionado, recompensado y recordado.

Pascual Rosser Limiñana

Colaborador de «El Consistorio»

Escritor

Tags: Ocurrió en Alicante
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En este libro le cuento algunos datos de personajes y personajillos relacionados con Alicante. Ya verá. Unos lo son por nacimiento, otros son alicantinos de adopción que vinieron a Alicante por una u otra razón y aquí se quedaron, y están aquellos que estuvieron de paso por la capital alicantina y se marcharon llevándose un buen recuerdo.

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