Mi situación personal ha ido variando con los años de tal modo, que, sin pretenderlo, creo que he cambiado fuerza por libertad y sabiduría por movilidad entre otras cosas. Esto me ha ocasionado cambios sustanciales en lo que respecta a mi comportamiento habitual.
Resulta que la realidad me dice que he perdido fuerza, pero no he ganado libertad, dándome cuenta que libertad sólo era un elixir servido en cuenta gotas.
Lo de haber cambiado sabiduría por movilidad no me importa demasiado, porque en estos momentos veo sin entusiasmo los gimnasios llenos y las bibliotecas vacías.
También creo haber cambiado en mi concepción de la política, aunque tenga que reconocer que la política nunca formó parte de mis intereses personales. Tal vez por tener el olfato muy desarrollado.
Pronto aprendí que, si me introducía en esa complicada actividad, mi vida se vería seriamente comprometida, porque vivir entre alfaques, chairas y navajas no es demasiado gratificante, y es que los partidos exigen una lealtad que los dirigentes no ofrecen.
No me resultaba muy gratificante estar dependiendo del líder de turno, sabiendo que el líder era un mediocre de medio pelo dispuesto a vivir a mi costa.
Viendo lo que hay, me alegra no haberme dejado embaucar, después de comprobar que esta tropa de cantamañanas tiene como trabajo salir cada día a esparcir lodo dentro del fangal.
Y en el orden religioso me ocurrió lo mismo, siendo que hasta hoy me he podido permitir permanecer distante, frío apático y desinteresado con los dogmas que dictan los santurrones de turno en su afán de dominio, por creerse tocados por una especial gracia divina.
Y es que siempre confié más en la callada virtud que emana de la humildad y la mesura, que en el dramatizado y superficial golpe de pecho.
Y mientras me entretengo con mis pensamientos, de pronto leo consternado la noticia del fallecimiento de Alfonso Ussía, mi maestro, junto con Campmany, Albite, Camba, Umbral… Ellos sí influyeron en la formación de mi personalidad… Ellos me enseñaron a jugar con las palabras, tanto, que he aprendido a desafiar al tiempo para mantener despierta la mente…

















