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EL UNGÜENTO AMARILLO

Los ciudadanos deberíamos obligarnos a recabar la mayor información y a través de la cual pudiésemos evitar que cualquiera nos pudiera gobernar.

Con frecuencia oímos comentarios de determinados políticos, de haber sido un auténtico desastre en su vida privada, un pésimo estudiante, un malísimo gestor, carente de vida laboral, inadaptado social y a veces hasta desnudo de valores, sin entrar en haber sido juzgados y condenados delincuentes, incluso fugados de la Justicia.

Los ciudadanos deberíamos exigirnos que las listas que conforman las candidaturas de los partidos políticos, tuvieran la acreditación suficiente para desempeñar un cargo público con conocimiento y eficiencia.

Todos los candidatos debieran estar obligados a exhibir su más amplio currículum para que el lector, plenamente informado, pueda ejercer su derecho a voto con todas las garantías.

No hacerlo sería una auténtica temeridad.

No conozco en el mundo empresarial, que a la hora de cubrir plazas laborales en sus plantillas, no se exija nada a los candidatos que pretendan desempeñar su función.

Todos hacen pruebas de selección para tratar de buscar a los mejores, a los más capacitados y a los más eficientes, además de remitir un currículum plenamente verificado por una empresa externa.

Cualquiera no vale para gestionar la economía de una población, comunidad o nación, ni su industria, ni su comercio, o su músculo empresarial, no digamos Sanidad o Educación.

La buena voluntad, disposición e interés, no sirven, ni suplen la formación y preparación del que pretende administrarnos y gobernarnos, a no ser que su propia ignorancia justifique su atrevimiento. Quiénes confían en él, debieran mostrar la mínima responsabilidad y rigor a la hora de rendir cuentas.

No todo el mundo vale para todo y la Política no debe ser una excepción, donde cualquiera pueda acceder a programar nuestras vidas.

No es el trabajador el mediocre, mediocre es el que puso allí al trabajador indebido, es por esto que las empresas se muestran intolerantes con el departamento de recursos humanos que les llevó al fracaso hasta prescindir de sus servicios.

El acto de votar en unas elecciones debiera ser muchísimo más serio que lo que la gente cree, ni tan simple como lo que nos quieren hacer ver.

Dejar en manos de ineptos nuestro futuro exige un mayor compromiso y responsabilidad.

Cuidado con el concepto de Democracia, muchas veces los votos no expresan la voluntad del pueblo, lo que en realidad muestran es la necesidad de tener una válvula de escape por donde dejar transcurrir nuestras frustraciones, nuestros complejos, nuestras fobias y nuestras filias.

Hay quienes no votan en favor de un partido sino contra un candidato y al revés también.

Enrique García-Moreno Amador

Presidente del Ateneo de Ocaña

Escritor y amante de Ocaña y su historia

Tags: El Atril de Enrique García-Moreno

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Enrique García-Moreno Amador

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