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La Galería recibe su primera obra invitada, el retrato del Rey Felipe II de Antonio Moro

La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, la directora de la Galería de las Colecciones Reales, Leticia Ruiz, y el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, han presentado esta mañana la primera obra invitada de la Galería: el “Retrato de Felipe II” que Antonio Moro pintó entre 1549 y 1550. La pieza, ubicada al comienzo del ámbito de Felipe II, en la sala de los Austrias, permanecerá en la Galería durante un año.

La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, ha agradecido al Bellas Artes y, en concreto, a Miguel Zugaza su colaboración y compromiso y ha destacado que “la Galería ya ha cumplido con éxito esa primera etapa de ponerse en marcha”. “Inaugurar el espacio de la pieza invitada es hacer honor a nuestra esencia, porque queremos ser un espacio vivo, despierto, que rota, que se mueve. Y este es el primer paso”, ha dicho.

El director del Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, ha mostrado su satisfacción ante esta primera colaboración con la Galería que trae a sus salas “uno de los mejores ejemplos de la retratística renacentista vinculada a la Corona y una de las obras más importantes de la colección del museo de Bilbao”.

Para Leticia Ruiz, directora de la Galería de las Colecciones Reales: “Antonio Moro muestra en este cuadro las coordenadas fundamentales del retrato de la corte de los Austrias: el lujo indumentario, la austeridad en el ademán y esa distancia que impone”. De todo ello disfrutará el público de la Galería hasta marzo de 2025.

Retrato de un viaje iniciático  

Felipe II posó para Antonio Moro a los 22 años, durante su llamado “Felicíssimo Viaje” para ser presentado como heredero ante los Estados Generales de Flandes. Aquel periplo fue decisivo políticamente, pero también fue esencial en la educación artística del futuro rey, ya que fue entonces cuando entró en contacto con el arte internacional: palacios, jardines flamencos, tapicerías, armaduras… y artistas como Tiziano o el propio Moro.

El cuadro es una de las primeras imágenes que se conservan de Felipe II. Antonio Moro define con su pincel al joven Felipe como príncipe del Renacimiento. La importancia reside no sólo en el rostro -con la característica inexpresividad de la iconografía filipina que define la majestad- sino también en el vestido. El príncipe luce un lujoso atuendo cortesano en el que el pintor hace especial énfasis y sobre el que pende un collar, el Vellocino o Toisón de Oro, símbolo de la orden del mismo nombre. Destacan las abundantes joyas en forma de botonadura, el rico cinturón o talabarte y la lujosísima empuñadura de la espada, cuajada de perlas y piedras preciosas.

Patrimonio Nacional exhibe actualmente varias obras de Antonio Moro en sus Reales Sitios. La principal es “Felipe II en la jornada de San Quintín” (1560), que muestra al monarca ataviado con la célebre armadura de la labor de aspas, que acompañó al monarca en esta campaña y que se conserva en la Real Armería de Madrid. Felipe II quiso que este retrato estuviera en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y allí es donde se puede contemplar actualmente.

 

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