Pedro Sánchez ha puesto a prueba a los 48 millones de habitantes que dicen tiene España.
Ha puesto a prueba a su gobierno mixtura teniéndolos en ascuas durante 5 dias a ver si se iban al paro o seguían en sus despachos.
A SUMAR, porque vieron peligrar en ese larguísimo fin de semana, 5 ministerios sin cartera, pero con mochilas, que jamás pudieran haber soñado.
Bueno Sumar y sus 43 confluencias menos las Desaparecidas Podemas. Y a los partidos separatistas, regionalistas o independentistas, porque durante este periodo de hibernación primaveral los ha sentado en los sanitarios con una incipiente diarrea producida por una cagueta irracional, al tener que dejar la ubre patria que tanto sacia su tribal y selecto apetito.
En estos 120 días de ejercicios espirituales caseros de Pedro, El Doncel Enamorado, se ha reído a mandíbula batiente del PP y VOX hasta dejar a sus ejecutivas con la sonrisa de pelicano puesta en la jeta.
Es como haber estado calentando 5 días para irse a las duchas sin jugar.
A sus acólitos les ha ofrecido una bocanada de aire fresco con sabor a “pipermín”. A sus sufridos militantes una gran satisfacción, cuando ya se veían de nuevo en las urnas en plena canícula veraniega. A los del “mundo de la cultureta”, una inmensa alegría subvencionada para seguir rodando películas de milicianos, y al resto, entre los que me encuentro, una desmadejada y tontorrona sonrisa de pájaro bobo, no dando crédito a lo sucedido.
España sigue hoy exactamente igual que el miércoles, ni mejor, ni peor, cuando Sánchez decidió consultar consigo mismo si merecía la pena seguir o continuar, quedarse o permanecer, aguantar o resistir, rectificar o variar… Además de jurarle ante todo el país su más encendido amor a su dulce enamorada.
Prensa escrita, radio y televisión han tenido carnaza que servir a sus incondicionales.
La Sexta, Tv3, La Razón u Onda Cero han echado sus redes en sus tradicionales caladeros. El Pais y la Ser en los suyos, ABC La Cope, La Trece y otras con su clientela y así hasta dejar ojipláticos a todo el mundo, menos a Europa, que nos miran con cara de cachondeo, es mirar a España y partirse de la risa.
Y lo que es aún mejor, nos hemos ahorrado cambiar los colchones del Palacio de la Zarzuela, donde se hubiese trasladado María Jesús Montero, la que podría haber sido nueva presidenta …
De todos es sabido que lo primero que cambian los inquilinos de la Moncloa son los colchones, luego, si eso, cambian los menús y las mascotas…
Claro que con la “Maríajesú” en la Moncloa no hubiéramos ganado para cristalería de Bohemia, con esos nervios…
Lo dicho, con no tener que cambiar de presidente hemos hecho un buen negocio. Yo al menos estoy muy contento, lo de los colchones me tenía muy mosqueado. Lo de ayudar a llenar el depósito del Falcon me parece bien, éste al menos no bebía Vega Sicilia como el Josemary, ni Chivas, como el Mariano.
Por favor Pedro, no nos hagas pasar más angustias como la vivida. Pedro quédate, o vete, o piérdete en Doñana, pero no nos tengas otros cinco días con esta comezón…