Me llamo Soledad y soy víctima de malos tratos. Lo he sido durante mucho tiempo, y solo ahora, a mis 89 años, soy capaz de admitirlo.
A veces una no puede elegir la suerte que le toca. Las adicciones han destrozado a mi familia, y a mí me ha tocado pagar la rabia y la frustración de todos, desde mi marido hasta mi nieta.
Me hice cargo de mi nieta hace muchos años, y desde entonces he justificado sus gritos, sus empujones y sus golpes por lo mal que lo pasó cuando era pequeña, hasta que un día no pude más y la denuncié. Pero me arrepentí enseguida. Depende de mí y no quiero que se quede sola y sin dinero. Creo que en parte es mi responsabilidad.
Además, yo no quiero ser “esa señora a la que pegan”. Me da mucha vergüenza que la gente lo sepa y he aprendido a disimularlo. Mis vecinos me preguntan por las peleas y los gritos que oyen en casa, pero yo digo que no pasa nada. Ya soy demasiado mayor para cambiar nada, y sé que pronto no tendré que sufrirlo más.
José María, ojalá me atreviera a denunciarla, pero no me veo capaz. La única con la que hablo de esto es Pili, mi amiga, mi voluntaria de Amigos de los Mayores. Ella es la única persona con la que he dejado de sentirme sola alguna vez.
Deseo que tú, que estás leyendo esto, no tengas que verte nunca en esta situación. Y si lo haces, que tengas a alguien como Pili que te dé la fuerza necesaria para luchar contra ello y denunciar los malos tratos.
El relato que acabas de leer, lo único que no es verdad son los nombres. El resto, por desgracia, es la historia real de una de las personas a las que acompañamos, y es mucho más común de lo que puedes imaginar, aunque no nos demos cuenta. Solo en España se calcula que unas 400.000 personas mayores sufren malos tratos.
Desde Amigos de los Mayores no pasa un solo día en el que no seamos conscientes del problema y estemos a su lado, velando por su bienestar emocional.
Nuestra misión es luchar contra la soledad y la marginación a las que quedan expuestas miles de personas mayores mediante el acompañamiento emocional de personas voluntarias y la sensibilización de la sociedad, con el desarrollo de proyectos sociales y campañas.
Nuestra visión es una sociedad que reconozca el papel, la singularidad y valor de las personas mayores que la componen, evitando así su exclusión y enriqueciéndonos todos y todas de una vejez que debe ser vista como una oportunidad colectiva e individual, y no como un lastre.
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Amigos de los Mayores