Ayer hablé con un amigo que vive en Gerona. Estaba desolado. ¿Por qué?, se preguntará. Le preocupaba enormemente cómo se iba a deteriorar de nuevo la convivencia en su ciudad. Ya tenían superadas las consecuencias del procés, las peleas familiares cuando hablaban de política, la indiferencia por pensar diferente de los independentistas, … Ya tenían olvidado al inquilino de Waterloo que ahora ha entrado en sus casas de nuevo con un mensaje excluyente, estás conmigo o estás contra mí. Entre ellos era ya historia. Un líder para algunos, un oportunista para la mayoría que había traído incertidumbre y paro a su comunidad. Todo esto estaba superado, hasta que Sánchez, creyéndose salvador de Cataluña, ha vuelto a despertar los miedos y las venganzas.
Mi amigo, que hasta ahora era votante del PSC, que defendía sus ideales a ultranza, dice estar totalmente decepcionado. Manifiesta que, en su nombre, Pedro Sánchez no decida el futuro de sus hijos, ni el suyo. Votó al PSC de Illa convencido que su voto, y el de muchos otros que antes lo hacían a Cs, es un voto moderado que no quiere aventuras independentistas sino gobiernos autonómicos fuertes que velen por la prosperidad del pueblo catalán dentro del reino de España.
Dura reflexión de un padre de familia que desea la prosperidad de los suyos, que cada día que levanta la persiana metálica de su negocio piensa en cómo va a seguir adelante dando el mejor servicio a sus clientes.
Como el hay muchas personas en Cataluña que ya no se sienten representados por un Pedro Sánchez que los ha utilizado para su propio interés en vez de buscar el interés general.
Me dice que, en la calle, en su negocio, en las reuniones familiares, ya no se hablaba de la independencia del procés. Que ya no había inestabilidad callejera en carreteras y autovías, que a nadie se le ocurría quemar ruedas ni volcar contenedores para manifestarse, que en los balcones ya no colgaban esteladas, … Me comenta que cuando escucha a Sánchez decir que quiere pacificar Cataluña se pregunta de qué Cataluña habla porque no es la que el vive, ni en la que trabajan sus clientes, ni la que acuden sus hijos a la escuela, …
Le preocupa también que los políticos independentistas se hayan buscado una realidad para defender sus ambiciones y que en ese caso que nos los utilicen a ellos. No esconde que está muy cabreado. Y asustado porque ahora con la investidura de Sánchez y los acuerdos con los independentistas que le han dado su apoyo, vuelvan a despertarse los demonios del procés y se enturbie de nuevo la convivencia entre catalanes.
Afirma que la estrategia de Pedro Sánchez está clara, que el PSC gane las próximas elecciones autonómicas en Cataluña. Y eso es o que dicen las encuestas del CIS catalán, pero si no puede gobernar desde la Generalitat porque la suma de los escaños de ERC, Junts y la CUP se lo impiden, ¿habrá merecido la pena esta política que termina enfrentándoles de nuevo? Su respuesta es que no. Y por esto insiste que en su nombre Sánchez no decida porque lo complica todo en vez de buscar soluciones a sus problemas. En definitiva, en su nombre, no.
Me dice que se emocionó cuando escuchó al catalán Josep Pedrerol, presentador de Jugones y El Chiringuito, en la entrevista que Pablo Motos le hizo en el programa El Hormiguero de Antena 3 el pasado 13 de noviembre al manifestar que “cuando recuerdo aquellos días (del referéndum) en Cataluña, lo pasamos mal, con la familia discutiendo sobre política. En Cataluña nunca había pasado eso, dividió a la sociedad en dos. No quiero volver a eso. Ahora el problema se ha trasladado a toda España”. Y añadió “no puedo creer que alguien mercadee con 7 votos (refiriéndose a Pedro Sánchez y su acuerdo con Junts)”. Siguió diciendo que “tenemos que pensar en todas las Comunidades (autónomas), hay que ser solidarios (al comentar el perdón de la deuda de Cataluña con el Estado español en detrimento de las demás CCAA). Hay independentistas que quieren hacernos parecer insolidarios, pero los catalanes no lo somos. Me duele lo que está pasando, tenemos un país de la leche”. Y añadió que “el independentismo había bajado. Ahora vuelve a hablarse del tema. La política es para ayudar a la gente, no para perjudicar a tu pueblo (refiriéndose a Pedro Sánchez)”. Ya ve, más claro, agua.
