Todo y nada sobre el colesterol

Hay cosas de las que sin tener ni idea hablamos de ellas como si de una lección magistral se tratase.

Hay asuntos que tras dogmatizar sobre ellos los exponemos como si fuéramos una autoridad médica o científica.

Ya ni opinamos, directamente aseveramos, afirmamos y certificamos sin ningún reparo.

Por ejemplo, lo de que hay dos clases de colesterol, uno malo y otro bueno, y que las bondades del bueno contrarrestan las maldades del malo, es algo que todo el mundo sabe y se explica con meridiana claridad.

Se explica así: Tú coges el parámetro del colesterol malo, lo restas del bueno y verás como el malo no es tan malo…

Toda nuestra sapiencia la basamos en los conocimientos obtenidos tras una rápida lectura en Wikipedia, la Ciencia del Saber qué hace fosfatina a la universidad.

Es como ir a nuestro médico de cabecera y éste nos dijera, que tenemos un colesterol de 200. Y cuando nos enteramos que tenemos doscientos y estamos a punto de sufrir un telele, va Wikipedia y nos tranquiliza:

– No se apure hombre, que tiene 11O de colesterol bueno, por tanto, 200 -110 = 90, y noventa es una menudencia. Vamos que no es nada preocupante. Con 90 de colesterol está usted divinamente. Sí, no hay problema, lo dice Wikipedia y si se tiene dudas, hínchate a tomar Danacol.

Sucede lo mismo cuando alguien nos dice que somos unos empedernidos envidiosos, y cuando vamos a mandarle a hacer puñetas al sentirnos insultados, van y nos dicen que no nos preocupemos, porque la nuestro es envidia sana…

Y por si no fuese suficiente, viene lo de los celos. Que hay celos enfermizos y celos cariñosísimos por exceso de amor. ¡Tengo celos del aire que respiras! ¡Amol!

Hay sueños y pesadillas… Luces tenues que iluminan el alma y focos de 5000 lúmenes que nos deslumbran hasta la ceguera.

Es el placer de bailar a media luz o vivir a oscuras porque nos cortaron la luz.

Jamás entenderé lo del colesterol malo y colesterol bueno, así tan pronto salga pediré a mis amigos que me lo expliquen, que seguro que lo saben…

Ya ni se me ocurre preguntar si hay comunismo bueno y malo: si hay fachas buenos y malos, si hay católicos, musulmanes o budistas buenos y malos. Si hay curas, pastores, obispos o cardenales buenos y malos… Lo que no voy a preguntar es si hay banqueros buenos y malos, porque conozco la respuesta.

Enrique García-Moreno Amador

Presidente del Ateneo de Ocaña

Escritor y amante de Ocaña y su historia

Tags: El Atril de Enrique García-Moreno

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Enrique García-Moreno Amador

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