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¿Y QUÉ HARÍAS SI NO TUVIERAS MIEDO?

El miedo, emoción angustiosa provocada por la percepción de un posible peligro real o imaginario. Daniel Goleman la describe como una emoción de nivel primario porque la sentimos al momento de nacer, al salir del refugio del vientre materno para enfrentarnos a un mundo desconocido.

Sin embargo, su principal función es la de protegernos y prevenirnos del “peligro”, en cuanto lo sentimos nuestro cuerpo se dispone a enfrentar el momento: nos aumenta la frecuencia cardiaca, aumenta el nivel de respiración (jadeo), el vello se eriza, los músculos se llenan de oxígeno para una posible huida o lucha, las pupilas se dilatan y nos ponemos en modo supervivencia.

En la prehistoria el objetivo del miedo era protegerse de los animales salvajes (recuerdan la película “los Cross” donde vivían escondidos en la caverna por miedo a que saliera una bestia y se los devorara), en la actualidad hemos convertido ese miedo en miedo psicológico, trasladamos las bestias de la prehistoria a nuestra mente, creando miedos que pueden no ser concretos, algo que podría llegar a pasar… realidades que solo están alojadas en nuestra mente a partir de la percepción que creamos del mundo que nos rodea.

Si no autogestionamos el miedo y nos dejamos llevar por la angustia producto de nuestra desenfrenada imaginación, podemos llegar a vivir en un constante estado de ansiedad, esto no solo genera malestar físico que va desde la taquicardia, las tensiones musculares y otro número de enfermedades, sino que puede llegar a provocar también patologías mentales como fobias y trastornos obsesivos compulsivos, manteniéndonos en un constante estado de alarma y haciéndonos vulnerables a cualquier situación donde toda nuestra energía estaría volcada a protegernos, imposibilitando nuestro equilibrio mental, emocional y crecimiento creativo, profesional, etc…

Claro que sí, se vale tener miedo, es imposible no sentirlo, somos humanos… aquí la invitación es a que vivamos la emoción desde un plano físico, emocional e incluso desde lo cognitivo, hagámonos preguntas que nos ayuden a transitarla, como:

¿Qué sensación me produce? ¿Qué me está queriendo decir? ¿De qué me quiere prevenir? ¿Qué otras emociones se hacen presente? ¿Qué me digo al sentir lo que siento? ¿En qué parte de mi cuerpo lo estoy sintiendo? ¿Qué me está enseñando esta emoción? ¿Cómo me ayuda? ¿Es una emoción recurrente? ¿De dónde viene esta emoción? ¿Qué es lo que realmente me da miedo? ¿Es un miedo hacia un peligro real o imaginario? ¿Cómo puedo enfrentar este miedo?

Explorémosla, reconozcámosla, escuchémosla y aprendamos de esta emoción… se vale sentirla, pero aún mejor se vale gestionarla y para esto puedes hacer uso del arte, las lecturas, el ejercicio, el yoga, la meditación y todo aquello que te pueda ayudar a percibir tus sensaciones…

El miedo puede llegar a paralizarnos quitándonos, no solo la tranquilidad, sino la posibilidad de trascender y de vivir nuevas oportunidades. Aceptémoslo y abracémoslo…

¿Qué hay al otro lado del miedo?… Si sientes miedo, hazlo con miedo…

Adriana Triana

Colaboradora de «El Consistorio»

Psicóloga clínica – Coach ontológica – Especialista en RRHH

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Tags: El Atril de Adriana Triana

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1 comentario. Dejar nuevo

  • Escuela Nalu Limalama
    23 de octubre de 2023 08:32

    Gracias por tu artículo, lo utilizamos en nuestros eventos de defensa personal femenina, con tan buenos artículos nos ayudas a avanzar.

    Responder

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